viernes, 22 de febrero de 2013

Capítulo 2:

     
      Me tapo la cara con la almohada al oír música proveniente de la casa de al lado que me impide dormir. Lleva sonando desde las ocho de la mañana. Canción tras canción. Me levanto de la cama y salgo al balcón. Las puerta y las cortinas de la habitación de delante están abiertas y me permiten ver al mismo chico de ayer bailando penosamente mientras se imagina que tiene una guitarra.
    - ¡ Eh! ¿ Puedes bajar el volumen? - grito con la esperanza de que me oiga, pero nada.
      Me impulso en la barandilla para saltar y caer en el otro balcón con un salto perfecto. Entro y apago la música consiguiendo que mi nuevo vecino me mire.
    - ¿ Qué haces en mi habitación?
    - ¿ Qué haces tu poniendo música a las ocho de la mañana? - pregunto en mi defensa para después volver a intentar saltar, pero el chico me lo impide agarrándome por la cintura y dejando me en el suelo.- ¿ Qué haces?
    - ¿ Estás loca? ¿ Cómo vas a saltar? - señala mi balcón con la mano derecha.- ¿ Te quieres matar?
    - Si no hubieras puesto música por la mañana y me hubieras dejado dormir, ahora mismo no estaría aquí.- le empujo un poco y, antes de que me lo pueda impedir, vuelvo a saltar.- La próxima vez que quieras escuchar música utiliza esos cascos tan bonitos que llevas en el cuello.
      Cierro las puertas. Me tiro en la cama y me tapo con las mantas esperando poder reconciliar el sueño. Y lo consigo, pero justo en ese momento suena mi móvil. Suelto un suspiro para después estirar la mano y coger lo que me ha impedido dormir. En la pantalla, encima del número, pone el nombre "Kaley." Acepto la llamada y me acerco el móvil a la oreja.
    - ¿ Qué pasa?
    - Holly, te necesito. Los encargados para ayudar en la fiesta no pueden venir.- oigo como cierra una puerta antes de hablar.- Mi madre me ha dicho que le ayude y no puedo ir sola...
    - Y quieres que te acompañe.- me quito la manta de encima y me siento en el borde de la cama.- No hace falta que me ruegues.
    - Bale, voy a recogerte.
      Y sin decir nada más cuelga.
{···}
      Dejo un par de platos en la mesa y me siento en una silla que hay cerca. Miro a Kaley que sigue dando vueltas de un lado para otro. Me sorprende ver que, con lo rápido que camina y los tacones que lleva, todavía no se haya caído.
      Cuando por fin acaba camina hacia mi y, en vez de sentarse en una silla, como las personas normales, se sienta en el suelo. Apoya sus codos en la hierba y dirige la mirada hacia el cielo para dar un suspiro.
    - Haber.- empieza una vez más tranquila.- Te voy a contar el plan para esta noche.
      Abro la boca para hablar, ya que lo que acabo de escuchar no me gusta, pero ella me interrumpe.
    - Vamos a estar aquí media hora o así y después nos vamos a la discoteca.- se levanta y se sacude la falda tan corta que lleva.- No te olvides de traer ropa de cambio.
    - Ya sabes que no voy de fiesta.- me coloco a su lado.- Además, se supone que te tienes que quedar aquí.
      Suelta un bufido y pone los ojos en blanco.
    - ¿ Y desde cuando hago yo caso a mi madre, Holly? Además, no se va a enterar.
      Hago una mueca al darme cuenta de que tiene razón, ya que empezó a escaparse a los catorce y, hasta ahora, su madre no se había dado cuenta. El único problema es la posibilidad de que la señora Taylor me pregunté algo, porque entonces se daría cuenta por la poca capacidad que tengo para mentir.
{···}

    - ¿ Puedes dejar de correr? - se queja Kaley mientras intenta seguirme.
    - No estoy corriendo.
    - ¿ Ah, no? ¿ Entonces como llamas a eso?
    - Lo llamo caminar.- me paro y espero a que llegue hasta donde estoy yo.- Eres tu la que va muy lento. No me sorprende que hayas suspendido gimnasia.
      Suelta un gruñido, pero no me contesta. Por suerte para ella ya hemos llegado a nuestro destino.
      Después de echarle unos piropos al portero, Kaley, consiguió que nos dejara pasar. En lo primero que me fijo nada mas entrar es en que soy la única que no llevo algo tan corto como para que se me vea todo.
      Miro a mi alrededor, por lo visto no he tardado mucho en perderme ya que no veo a Kaley por ningún lado. Me quedo apoyada en la pare en un lugar donde no hay mucha gente. Sigo intentando buscar a mi "querida" amiga con la mirada, pero nada. Suelto un suspiro mientras me cruzo de brazos.
    - ¡ Eh! ¿ Te apetece bailar?
      Esas palabras hacen que me sobresalte. Giro la cabeza y a mi lado me encuentro con un chico de mas o menos mi edad, alto, pelo rizado, ojos verdes y una sonrisa que mata.
    - ¿ Tengo pinta de querer bailar?
      Se encoge de hombros ante mi pregunta. Mira durante unos segundos a las chicas que están bailando y vuelve a mirarme. Arquea las cejas consiguiendo que yo haga lo mismo. Me esta mirando como si hubiera visto algo del otro mundo. Seguramente sea porque llevo unos jeans desgastados, una camiseta de tirantes blanca, al igual que las all star, y una chaqueta de cuero.
    - ¿ Puedes dejar de mirarme? - le pido mientras vuelvo otra vez la vista hacia la pista con la esperanza de ver a Kaley.- Por casualidad no sabrás quien es Kaley.
      Eleva sus hombros dando a entender que no sabe.
    - Bueno, ¿ vienes a bailar o no?
    - ¿ Sabes? Creo que mi respuesta es bastante clara.- hago una pequeña pausa.- ¿ O no?
    - Tu te lo pierdes.
      Le miro intentando aguantar las ganas de reírme.
    - Podré sobrevivir con ello.
      Se queda mirándome mientras piensa en que contestar, pero una rubia no tardó mucho en acercarse a el y llevárselo sin ni siquiera darle la oportunidad de elegir. Solté una carcajada por la cara que había puesto mientras se alejaba.
    - ¡ Eh, preciosa!
      Paré de reírme para fiarme en la persona que me había llamado; un hombre de unos veinticuatro años.
    - Lo que me faltaba.- murmuré mientras el se acercaba.
      Nada mas llegar colocó su mano al lado de mi cabeza para apoyarse en la pared. Un olor a alcohol y tabaco invadió el poco espacio que me quedaba.
    - ¿ Te apetece bailar?
      Coloqué mi mano en su pecho para alejarle de mi y negué con la cabeza.
    - Vamos.- se volvió a acercar.- Sé que quieres.
    - ¡ Que te he dicho que no! - nada mas decir esas palabras dí la vuelta para irme, pero me agarró del brazo.- ¿ Que coño haces?
      Me solté bruscamente y de nuevo me volvió a agarrar.
    - Que te ha dicho que no.
      La voz, que me sonaba bastante, hizo que los dos miráramos a la persona de la que provenían esas palabras. Me incliné un poco hacia un lado y ahí estaba mi vecino, con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones y una sonrisa burlona en la cara.
      Se acercó a nosotros y agarró, con más suavidad, mi otro brazo.
    - Esta conmigo, así que fuera.- le ordenó a ese tipo con un leve movimiento de cabeza y este obedeció.

2 comentarios:

  1. Me gusta muucho! Sigue escribiendo por favor :D
    Besos <3

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  2. muy bonito, te sigo :).
    el mio es: http://historiadeunamor12345.blogspot.com.es/
    un beso.

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